lunes, 15 de abril de 2013
Los baches brotan por todo Vigo
La calzada se hunde y los parches proliferan día a día pese a los 318 millones que el Concello asegura haber gastado en humanizaciones desde el 2007. ¿Falta de mantenimiento o se ha tirado el dinero?
Cierto que los coches no votan, pero sí lo hacen los conductores de los 177.000 vehículos que integran el parque móvil de Vigo. El detalle parece pasar desapercibido a los ojos de los políticos a juzgar por el deterioro progresivo de las calles. Raro es el día en el que un bache o socavón no aflora bajo el asfalto con la misma facilidad que los hongos. Cualquiera diría que se trata de los nuevos huertos urbanos.
El último caso tuvo lugar esta misma semana en Canceleiro, transversal de Rosalía de Castro. El asfalto se hundió al paso de un camión hasta el punto de quedar atrapada una de las ruedas. Fue necesario retirar varios vehículos con la grúa para evitar que resultasen dañados.
Baches hay para todos los gustos y barrios, pero en este campo, Teis se lleva la palma. Esta populosa zona de Vigo ha llegado a tener socavones de hasta cuatro metros de longitud y dos de profundidad. El agujero de la calle Boán, uno de los más llamativos, fue achacado a una fuga de agua. Y así buena parte de ellos.
En Cabral llegaron a celebrar el primer aniversario de un bache para denunciar la desidia municipal. Los vecinos se lo tomaron con humor y comentaban que la zanja ya era capaz de pronunciar papá y mamá. Otro socavón en la acera de la calle Paz extendió la inundación hasta Juan XXIII en las proximidades de Torrecedeira. La misma situación se repitió en Cabral, donde la longitud del bache llegó a tres metros y obligó a cortar un carril de la calle Fontiñas.
Se trata solo de los ejemplos más recientes.
Gran Vía, Areal, rúa Estación, Camiño Monte Lagoa, San Amaro con Zamora, Marqués de Valterra, Jacinto Benavente, Berbés, Isaac Peral, avenida de Atlántida, García Barbón, Barcelona, República Argentina, Florida, Aragón, Cachamuíña, Progreso, San Roque, viales de servicio de la avenida de Madrid y salida del túnel de la autopista hacia la rotonda del puerto son solo algunas de las calles en las que lo baches hacen de las suyas. Si el peligro es considerable para los turismos, no digamos para las más de 30.000 motocicletas y ciclomotores que circulan por Vigo.
A las zanjas se vienen a sumar las tapas de alcantarilla y de otros servicios como gas y cable. Pese a la renovación de las arquetas en algunos viales humanizados, las tapas se siguen hundiendo y hacen el mismo efecto que los baches. Es lo que sucede con la existente frente a la fuente de Falperra.
Pero si la mayoría de los socavones son justificados por el paso del tiempo, el deterioro de las tuberías y la falta de mantenimiento, esta explicación no es válida para las numerosas calles humanizadas en los últimos años. Solo con el Plan E de Zapatero se gastaron entre el 2009 y 2010 en torno a 80 millones de euros, al margen de los que sumó el Concello de Vigo, en torno a veinte. Esta misma semana el alcalde aseguraba que desde el 2007 se habían gastado 318 millones y que solo en el 2012 se humanizaron ocho kilómetros de calles con 250 farolas y 500 árboles.
Un ejemplo de que no es oro todo lo que reluce en las humanizaciones es la calle Carral, con continuas ondulaciones de la calzada y, en general, los viales del entorno de la Alameda. Lo mismo sucede en Velázquez Moreno, reparada de forma constante por los repetidos hundimientos de los adoquines.
Más flagrante es aún el caso de la Porta do Sol y del Paseo de Alfonso XII, dos de los últimos viales en pasar por el proceso humanizador. El adoquinado ha tenido que ser reparado en numerosas ocasiones ante su evidente hundimiento. La explicación facilitada por el Concello es que la obra se hizo pensando en la restricción de tráfico en un solo sentido, algo que posteriormente fue desterrado.
Si bien en unos casos los baches permanecen meses y hasta años sin arreglar, en otros más delicados es tal la precipitación, que llegan a cubrirse con parches de cemento viales adoquinados como María Berdiales. El resultado es estéticamente lamentable.
Los accesos a la Universidad han llegado a tal extremo de abandono, que pese a iniciarse ya la reparación del vial de circunvalación del campus, aún queda mucho por hacer.
En cualquier caso, existen dudas sobre las condiciones en las que se hicieron algunos de estos proyectos y si el problema es de mantenimiento, no se ajustaron las actuaciones a los proyectos o se ha tirado el dinero. Lo correcto sería que la obra se adecuase a su utilidad futura. Además, la ejecución tendría que calcularse con un amplio margen de garantía para impedir el envejecimiento que tienen las calles de Vigo.
La cuestión que se plantea ahora es de quién es la responsabilidad ¿Quién paga los desperfectos? De momento nada se sabe al respecto ni nadie ha exigido responsabilidades por la situación.
Fuente: LVG
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